
“Orellana en el río de las amazonas” es un capítulo imperdible y apasionante de la historia de la conquista española. A través de una exquisita armonía entre texto e imágenes se produce en el lector la idea de estar descubriendo junto a los personajes una nueva dimensión dentro del Nuevo Mundo mientras Orellana y sus hombres recorren en un bergantín construido sobre la marcha más de cuatro mil kilómetros por el río Amazonas. Todos los elementos pertenecientes a lo Salvaje con los que estos hombres de Occidente ya estaban familiarizados se reproducen ante sus ojos para mostrarles una nueva cara del misterio, el corazón más profundo y lisérgico de la selva, metáfora de la capa más intrincada de la conciencia humana. La existencia despojándose de la máscara final.

Y en esta travesía no solo está en juego el bien más precioso, que es la vida, sino la cordura. Con una narrativa sencilla, pero profunda, como la esencia de esta historia, en este cómic van desgranándose junto a la angustia creciente de sus protagonistas las claves de esta supervivencia casi mágica, casi fortuita, casi providencial. Orellana se revela como un líder que sabe tomar las decisiones adecuadas en los momentos más extremos sin dejar que su psique se vea mermada por la excepcional magnitud de la hazaña que se está acometiendo.
En este contexto gobernado por los límites, el mito despierta, se despereza y grita desde el corazón de los hombres para espantar a la locura. En esta exhibición interminable de los misterios de la Naturaleza en su estado más crudo y primigenio, poner nombres conocidos a lo que es absolutamente desconocido, a lo que sitúa al individuo en contacto con la muerte, como es el ataque de las feroces mujeres que lanzan flechas, crea espacios en el alma para la esperanza e incluso para prepararse para lo peor. Si la caricia de la muerte tiene un nombre conocido, el tránsito es psicológicamente más llevadero.

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