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Sobre el cómic "La chica de Paname", de Kas y Galandon. Sabor a cerezas, sangre y libertad

Hoy rompo el hielo. Me estreno con cómic en Quills. Ya era hora. No solo por el amor que le tengo a los cómics, sino porque también deseo dedicar parte de mi vida a la creación de guiones de cómic y llevo a mis espaldas unos cuantos proyectos.


Traigo "La chica de Paname", con Kas a los lápices y Galandon a cargo del guión, serie publicada en Francia a partir del 2013 y traída en un tomo integral a España en 2018 gracias a la editoral Ponent Mon.


¿Por qué Paname y no París?


Se trata de una historia ambientada en el París bohemio, pero no va de artistas la cosa, como ya lo hizo de una manera magistral, especialmente a nivel gráfico, Smudja en el "Burdel de las musas". En este caso, "La chica de Paname", el título ejerce de poderosa antesala. No nos encontramos con un remilgado "La chica de París", sino Paname, como en ocasiones se llamaba a París a principios del s. XX, como protesta por el escándalo del intento de construcción del canal de Panamá, en el que se perdieron mil millones de francos y se conoce como el caso de corrupción más grave del siglo XIX. Así, Casque D'Or, nuestra protagonista, está encuadrada en un París sucio, gobernado por el crimen y por la impunidad de los más poderosos. Paname representa el descontento, la decepción constante, la lección de que el buen contribuyente siempre termina escaldado por un gobierno infame. Casque D'Or renuncia a una vida tranquila, ahorradora y mediocre junto a Matelot para sumergirse de lleno en las calles y en el submundo de las bandas. Encuentra en el ejercicio de la prostitución y a través de su mentora una auténtica liberación y termina convirtiéndose en la belleza más codiciada de las calles de la bohemia parisina. Pero vayamos por partes.


Orígenes. De Amélie a la creación de Casque D'Or.


La secuencia inicial nos presenta un baile callejero en 1898. La joven e inexperta Amélie conoce ahí a Matelot, un buen muchacho algo torpe en la danza pero honrado hasta límites obscenos que se enamora inmediatamente de la joven. Amélie también se topa con la bella Hélène, una prostituta reputada, de rostro hermoso y de piel dura, que se fija en la belleza cándida de la joven Amélie. Al final, el baile termina en reyerta a causa de choques entre dos bandas y vemos a Amélie y Matelot huyendo hacia el lecho donde nuestra protagonista perderá la virginidad sin remilgos. En esta secuencia ya se hace patente todo el potencial del cómic. Por un lado se nos presenta a la protagonista en una escena en movimiento. Vemos sus ansias de comerse el mundo, de bailarlo, de aferrarlo. En esta escena también entran en juego los dos mundos entre los que más tarde tendrá que elegir: la seguridad y el amor tranquilo junto a Matelot o una vida llena de aventuras y emoción, pero considerada inmoral, junto a la indomable Hélène. A nivel gráfico también palpamos lo que será el mundo de Amélie. Las viñetas están atestadas de elementos en una profusión de color, pero la composición está tan cuidada que nunca nos desviamos del objetivo principal. Aquí, Kas consigue algo mágico: que percibamos la música, el ruido y el alboroto a través del caos ordenado que nos presenta.


Tras esta primera secuencia Amélie comienza una relación con Matelot que, aunque comienza con fanfarria y mariposas en el estómago, la terminará aburriendo soberanamente. Y mientras la pareja da un paseo por las calles nocturnas de París, un hombre con aspecto de mendigo les asalta... Un hombre que resulta ser el padre de Amélie, que ha salido a buscarla. Primera mentira a Matelot: no era huérfana. En el flashback de su infancia observamos a una niña en una familia pobre, con una madre enferma que más tarde moriría u un padre que se mata a trabajar en la fábrica. Amélie le pide a su madre unas cerezas, pero son demasiado caras. Entonces, un ratero de la edad de la niña, la atrae hasta un rincón y le ofrece un manojo de cerezas cuyo único precio es un beso por unidad. En ese momento se funden labios y sabores. Las cerezas son un poderoso símbolo, el primer contacto con lo prohibido, la pasión y la novedad, señalan que el precio para obtener lo deseado es algo que no cuesta nada dar por lo terriblemente placentero que es. Este suceso marcará a una niña que, años después, teniendo ante sus ojos la promesa de estabilidad y una vida modesta junto a Matelot, decide abandonarle para comprobar cuántas cerezas puede darle la bella Hélène a cambio de sus besos. La vida de Amélie comenzó con una huida hacia adelante en un baile. La de Casque D'Or comienza también con una huida hacia un lugar plagado de luces y sombras.


Casque D'Or.


Casque D'Or se sumerge en el mundo de la prostitución a partir de su relación con la bella Hélèn, su primer contacto con la pasión y la libertad sexual absoluta, cuyo límite siempre es no amar a ningún hombre. En eso Amélie se diferencia poderosamente de su mentora. Hélène ha aprendido el dolor del mundo y ha establecido límites emocionales. Expone su cuerpo y no tiene condicionamientos morales, pero protege su integridad emocional. El amor de Amélie es su hogar. Sin embargo, pronto se le queda pequeño a nuestra joven protagonista. Amélie necesita desplegar sus alas y también abandona a Hélène para unirse a un chulo que la seduce primero para maltratarla y explotarla después, momento en el que Amélie saborea la amargura del mundo salvaje que ha elegido como alternativa a una vida prediseñada. Dará tumbos entre amante y amante, baile tras baile. Cuando ama, se entrega completamente y, a pesar de mostrar cierta dependencia amorosa de los hombres con los que se une, no renuncia nunca a su libertad. Ella se hace responsable de sus aciertos y sus fracasos. Huye del que le hace daño. No se victimiza. No se siente culpable por sus elecciones ni por la profesión que ejerce. Su choque con la realidad no se traduce en arrepentimiento y autoflagelación, como habría sido fácil esperar. Amélie acepta el precio de la libertad, que a veces puede ser alto, y no renuncia nunca al poder sexual que sabe que puede ejercer. Finalmente, cuando parece que ha encontrado el amor definitivo, algo se tuerce y se ve obligada a mirar por primera vez a su pasado para saldar cuentas y cerrar de manera sangrienta otro capítulo en su vida. Un capítulo que dará paso, de nuevo, a una nueva huida hacia delante.


¿Por qué leer "La chica de Paname"?


"La chica de Paname" es una delicia visual y narrativa. El dibujo ensalza magistralmente una historia basada en Amélie

Élie, personaje real del que ya se hizo una película en 1952. Creo, no obstante, que el cómic es el medio ideal para mostrar la esencia de su carácter y de la misma época, por la enorme libertad que permite. El dibujo está lleno de vida, erotismo, pasión. También refleja a la perfección la parte cruda y desgarrada. A nivel de guión, las imágenes y símbolos están muy bien seleccionados, así como el desarrollo de los personajes, especialmente los de Hélène y Amélie. En este cómic no se idealiza en absoluto la vida de los suburbios de la Belle Époque (al estilo de "Moulin Rouge" de Bazz Luhrman), pero tampoco se moraliza: no asistimos a un espectáculo autocomplaciente (para el lector) de una pobre muchacha echada a perder por haber elegido la "mala vida". Amélie es un personaje vulnerable, pero lleno de determinación; decide recoger las rosas y se pincha inevitablemente con las espinas. No obstante, siempre tiene espacio para volver a un lugar seguro: con su padre, con el bueno de Matelot, con la rebelde Hélène, cuyo corazón solo ha sido dominado por Casque D'Or. Lo que hace que Amélie, que también termina manchada con el crimen, sea dueña de sus decisiones en todo momento... para bien y para mal. Hay determinación, voluntad y sufrimiento en ella. También una parte poderosamente oscura. Y, por encima de todo, su entrega incondicional a la libertad y al amor, lo que le confiere una fuerza que seduce y arrastra al mismo tiempo... aunque también la deja terriblemente expuesta en un mundo al margen de la ley, con reglas duras e irreversibles, en el que un error se paga con la Belleza.


El dibujo transporta y transmite, nos hace experimentar sabor de cerezas y sangre, música y ruido. Los ambientes que se generan son envolventes y atractivos. Mi aspecto preferido es la simplicidad, belleza y frescura con la que Kas resuelve las partes eróticas. Si tuviera que elegir una canción que condense lo que me ha hecho sentir esta historia, sería sin lugar a dudas la de "Tatuaje", la versión interpretada por Ana Belén.




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© 2023 por Carolina Corvillo.
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